
El presidente Javier Milei clausuró una intensa jornada política en La Plata con un discurso intenso, buscando no solo recuperar la centralidad sino relanzar la campaña de cara a las cruciales elecciones bonaerenses de septiembre. Su mensaje fue claro: La victoria de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires es indispensable para el éxito de su plan económico. Y sin medias tintas, arremetió contra el gobernador Axel Kicillof, a quien tildó de «burro» y “pelotudo”, marcándolo como el némesis político de su espacio.
En el primer “Congreso de la Libertad», un evento cargado de simbolismo en la capital provincial, Milei se plantó con un discurso combativo. Describió a la provincia de Buenos Aires como el «último refugio del populismo» y sentenció: «Estamos en la antesala de la gran batalla en territorio bonaerense». Sus dardos fueron dirigidos principalmente al kirchnerismo, acusado de sumir a la principal provincia Argentina en el atraso, pero también hubo críticas veladas al PRO, insistiendo en que La Libertad Avanza es la «única herramienta de cambio verdadero».
La llegada de Milei a La Plata fue estratégica. Con Cristina Fernández de Kirchner bajo prisión domiciliaria y el peronismo en una encrucijada electoral, el presidente decidió intervenir personalmente, un nivel de involucramiento solo visto en la elección porteña. Su objetivo: Reclamar el protagonismo político que, tras la decisión de la Corte, había gravitado hacia la ex presidenta.
«Hoy es el momento de la libertad, y tenemos que sintonizar con ella para hacer grande a la Argentina nuevamente», proclamó el jefe de Estado al inicio de su alocución en el exclusivo centro Vonhart. Subrayó la imperiosa necesidad de «exportar» su modelo de libertad a la provincia de Buenos Aires, que, a su juicio, «gobiernan los mismos desde hace casi cuatro décadas». Asimismo, definió a la experiencia de vivir en esa provincia como un «viaje en el tiempo al gobierno de Sergio Massa». «Dato mata relato», enfatizó, desgranando las «falencias» de la gestión de Kicillof, a quien describió como «la otrora ministra estrella del kirchnerismo».
En educación, el presidente denunció que «solo el 46 por ciento de los estudiantes llegan a sexto grado en el tiempo esperado» y acusó al gobierno provincial de «disfrazar el fracaso» eliminando la repitencia. En seguridad, fustigó el «garantismo enfermo» que «trata a los delincuentes como víctimas», y cuestionó la falta de adhesión a la ley de reiterancia.
Financieramente, calificó a la provincia de Buenos Aires como «un desastre». «Son tremendamente brutos y amantes del déficit fiscal. Nos acusan de ser un gobierno endeudador, pero somos el único que bajó la deuda en 40 mil millones de dólares. Nunca se le pasó por la cabeza a este pelotudo -en referencia a Kicillof- bajar el gasto público».
Los insultos fueron también para otros, como el ex ministro de Economía, Martín Guzmán, a quien llamó «otro pelotudo» y «chanta». La artillería verbal volvió a al gobernador, acusado por el presidente de llevar a la provincia que administra a la quiebra por su «irresponsabilidad» y por oponerse sistemáticamente a su plan. «Si nosotros eliminamos un impuesto, él los duplica. Si nosotros cerramos una oficina, él abre dos», lanzó Javier Milei, quien no dudó en mencionar el caso de Alexia Abaigar, calificando su cargo como «una tomada de pelo» y «totalmente lisérgico».
La advertencia final fue contundente. Para el jefe de Estado, de persistir el rumbo actual la provincia de Buenos Aires «se convertirá en una villa miseria gigante»; describió a Axel Kicillof como un «burro eunuco, el último zar de la miseria»; y prometió que La Libertad Avanza irá «a por la provincia de Buenos Aires» para «terminar con los parásitos mentales del partido del Estado».
Previo al discurso presidencial, ministros como Mario Lugones, Mariano Cúneo Libarona, Federico Sturzenegger, Patricia Bullrich y Luis Caputo, junto al diputado nacional José Luis Espert y el funcionario Sebastián Pareja, recalcaron la imperiosa necesidad que La Libertad Avanza triunfe en las provincias, especialmente en Buenos Aires, para consolidar el «plan de Javier Milei».
Espert sentenció que la provincia de Buenos Aires está «detonada» por el «maldito kirchnerismo». Pareja aseguró que «se pintará de violeta». Y Caputo, en modo campaña, fue tajante: «Necesitamos un Congreso afín. La oposición, especialmente el kirchnerismo, quiere que al país le vaya mal para volver a manejar el negocio. Buenos Aires es el ejemplo más contundente: Es un baño de sangre y necesitamos que cambie».
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